El engaño feliz de los embalses llenos

Hace unos días el gobierno expidió el decreto recogiendo ciertas funciones regulatorias de la Comisión de Energía y Gas (Creg). Las razones para dicha acción no son del todo explícitas.

Hace unos días el gobierno expidió el decreto recogiendo ciertas funciones regulatorias de la Comisión de Energía y Gas (Creg). Las razones para dicha acción no son del todo explícitas.

Pero pellizcando las migajas de los trinos del presidente y los mensajes del Superintendente de Servicios Públicos se puede conformar el siguiente silogismo.

El gobierno llegó a un acuerdo para bajar la tarifa de electricidad con varios prestadores del servicio. Dicho acuerdo no fue respetado y los generadores, particularmente, han hecho trampa.

A pesar que se acordó una rebaja de ciertos componentes del cargo que se cobra a los usuarios y una nueva senda de aumentos, los generadores han incrementado el precio de bolsa de energía de tal manera que los cargos no han tenido las rebajas esperadas. Este aumento no parecería tener sustento técnico ya que los embalses están en altos niveles. Es pura especulación.

Las electrificadoras decidieron el camino del desafío a la sociedad colombiana. Nosotros decidimos el camino de la constitución y las leyes.https://t.co/4iqnPYd9HF

— Gustavo Petro (@petrogustavo) February 3, 2023

 

El presidente Petro trinó esto después de la publicación de una columna de Juan Pablo Calvás en El País, edición de las Américas, donde escribe: “Según el registro que diariamente hace XM, administradora del mercado de energía en el país, en los siete días que han seguido al anuncio del presidente, los precios del kilovatio/hora de energía que venden las generadoras de energía a las empresas distribuidoras se ha multiplicado cerca del 252% pasando de 291 pesos, el pasado 25 de enero, a 735 pesos, el 31 de enero. Un incremento alucinante y que va en absoluta contravía de los acuerdos alcanzados el año pasado con el sector eléctrico para moderar y controlar las tarifas con el fin de contener los precios que pagamos los consumidores”.

El superintendente de Servicios Públicos mencionó en entrevista con Blu Radio que los precios de energía en bolsa son exageradamente altos a pesar de que los embalses están llenos. Igualmente, mencionó que algunos criterios para fijar el precio de bolsa pueden llevar a la especulación en este mercado.

La narrativa anterior expone un total desconocimiento del mercado mayorista de energía colombiano y una construcción peligrosa que, a la luz de la intervención anunciada, puede poner en riesgo el abastecimiento en el corto y mediano plazo.

El sistema de generación eléctrica colombiano está diseñado para ofrecer una alta confiabilidad, inclusive en los más drásticos eventos de sequía. El funcionamiento del precio en la bolsa es fundamental para esto.

El precio de bolsa se determina a través de una subasta diaria. Cada generador ofrece una cantidad de energía disponible para cada hora y un precio de oferta para todo el día. Una competencia que se repite día a día. El precio que se paga a todos los generadores es el último precio ofertado por la planta con la cual se cubre la demanda. Las plantas más económicas son las que generan, las más costosas no generan.

La energía que se produce en los embalses hídricos tiene una particularidad: la energía que se produce ya no se puede guardar. De tal manera que la operación correcta del embalse no es una función estrictamente del nivel actual del mismo, sino de la expectativa de lo que pueda generar según las incidencias del clima y la capacidad que tenga.

Vale recordar que las plantas generadoras en Colombia tienen prácticamente todas una obligación de energía al sistema. Esto es, una cantidad de energía que deben generar en los momentos más críticos y por eso se les paga un cargo por confiabilidad. En caso de no hacerlo, el costo del incumplimiento es insoportablemente alto. Puede quebrar a una empresa.

Igualmente, vale recordar que el promedio de capacidad en tiempo de los embalses en Colombia es de 2,7 meses teniendo en cuenta la demanda. Solamente un embalse puede regularse durante más de un año: El Peñol en Antioquia. Y no todas las represas están ubicadas en la misma región. Los regímenes de aportes hídricos de cada uno son diferentes.

De tal manera que las ansias de generar energía de un operador de un embalse, deben de tener en cuenta:

  1. la certeza de la duración del embalse con cierta demanda
  2. la observación de la hidrología actual
  3. el nivel actual del embalse
  4. la incertidumbre de la hidrología futura en su zona
  5. la probabilidad que no pueda cumplir con su obligación de energía en el futuro y
  6. la competencia por generar de otros competidores

Lo anterior es un acto de fino equilibrio de incentivos tejidos en una regulación construida hace muchos años. La correcta calibración de los embalses en Colombia, junto con los soportes de las plantas térmicas, llevan a una feliz poligamia que permite enfrentar sequías que son inciertas en ocurrencia, severidad y duración. Todo esto en un ambiente de competencia. Es la columna vertebral de la confiabilidad del sistema.

¿Cómo hacen entonces los embalses para determinar su tira y afloje de generación según las condiciones descritas? Con el precio de oferta en bolsa. Es en ese estadio donde se decide el despacho de generación de las plantas. Cuando los niveles de hidrología son altos y se espera que continúen de tal manera, como ha sucedido durante el 2020 y hasta 2022, los precios de bolsa son bajos la mayor parte del tiempo (ver gráfica 1).

Entre el 2021 y 2022 el precio de bolsa (descontando el piso mínimo de la oferta que es de obligatorio cumplimiento para los oferentes y corresponde a otros conceptos, principalmente el recaudo del cargo por confiabilidad) fue:

  • inferior a 5 $/KWh el 22% del tiempo
  • inferior a 30 $/KWh el 45% del tiempo e
  • inferior a 100 $/KWh el 65% del tiempo.

Sin embargo, cuando se esperan tiempos secos, como en diciembre y principio de año, los precios suben drásticamente como en 2022 y a principios de 2023. ¿Por qué viene sucediendo esto en los últimos años?

La respuesta es sencilla: para cuidar el agua los operadores de embalses buscan ofertar precios con el fin de resguardarse en el próximo recurso en la escalera de oferta. Es decir, ponen un precio de oferta por encima del sustituto del agua para no generar y que genere su reemplazo. El próximo escalón es el carbón. Y ahí está la primera causa de la volatilidad en el precio, el primer cisne negro en sus marcas.

A raíz de la alta demanda por carbón en Europa, particularmente en los inviernos, los precios del mineral han llegado a niveles que, inclusive la roca de Boyacá, encuentra espacio para exportarse y vencer los altos precios de fletes para atravesar las montañas.

Los contratos de provisión de carbón que tenían los generadores de energía del interior del país, prácticamente todos, se han tenido que ajustar a precios tres o cuatro veces mayores a los que se tenían hace un año y medio.

Actualmente una tonelada de carbón en Boyacá cuesta entre $370.000 y $400.000. Hace unos meses estuvo en niveles de $500.000. Esto ha hecho que el primer escudo para resguardar agua tenga un precio más alto: es un evento raro (ver gráfica 2).

Entonces, precios más altos de sustitutos resultan en una carrera persiguiendo la olla del arcoiris para cuidar el agua.

Frente a precios internacionales altos parecería que la gestión local es poca, pero no en este caso. Una medida relativamente sencilla de implementar para mermar la volatilidad de los precios de bolsa de energía es la de aumentar la producción de carbón de las minas de El César que fueron abandonadas por Prodeco hace unos años y que podrían producir más de 10 millones de toneladas al año. Estas minas están listas para producir y una adjudicación de urgencia es legítima ante la situación.

Con esto, ese carbón cubriría toda la oferta de carbón que hoy se está produciendo en el interior del país y que tiene presiones de demanda del exterior. Esto podría disminuir el precio.

Igualmente, para el mediano plazo, una campaña agresiva de exploración de nuevas fuentes de gas en boca de pozo podría lograr la instalación de plantas térmicas con gas dedicado a menor precio que el importado.

Pero tomar estas medidas sería una traición al remolino ideológico que el gobierno ha elaborado sobre la transición energética con la miopía de obstruir la producción de carbón y exploración adicional de hidrocarburos.

El tercer jinete cisne es la probabilidad futura de una sequía. Ha sido totalmente inusual la duración del fenómeno de La Niña, lo cual ha traído un exceso de lluvias durante casi 33 meses. La baraja ya agotó las reinas y tanto en expectativa natural de probabilidades como en los modelos climáticos ya se asoma un fenómeno de El Niño (ver gráfica 4). Aparece entonces la J en la baraja.

Entre más alta sea la probabilidad de una sequía y entre más altos sean los costos de la generación térmica, entonces los precios de bolsa serán naturalmente más altos; buscan rotar los papeles de generación y preservar los recursos. Es esto lo que nos protege contra un desabastecimiento futuro.

Hasta el momento, el mercado pareciera estar funcionando de una manera racional (ver gráfica 5). En la gráfica, se nota como el precio de bolsa se acerca a sustitutos más costosos a medida que se aumenta la probabilidad de sequía para los próximos meses.

Pero falta el último cisne negro: los atrasos en los proyectos. La subasta de expansión en generación que se realizó en 2019 contemplaba la entrada de las cuatro unidades de Ituango y la entrada de más de 1.000 MW de generación eólica en La Guajira. El sistema no cuenta con esos recursos.

El primero por los atrasos en la puesta en operación de la planta después del derrumbe de un túnel en 2018 y los segundos por las demoras en las consultas previas en La Guajira. De tal manera que el sistema está operando sin holguras ante cualquier evento de sequía o de daños de centrales importantes para el sistema.

En esta condición es importante vigilar el juego diario de la subasta. Debe haber una observación aguda sobre el consumo real de gas local o importado de las plantas térmicas. Se deben ubicar comportamientos estratégicos de las empresas y observar posiciones dominantes que pueden surgir. Esa es la labor de la Superintendencia de Servicios Públicos.

Ante una situación como la actual la intervención brusca del gobierno es el perro ovejero que puede poner las aves a volar en desespero. La efectividad de medidas delicadas requiere un consenso del sector y el acompañamiento de los mejores técnicos y experimentados profesionales, los cuales están en la Creg que ha sido desplazada de sus funciones.

Hasta ahora, las premisas expresadas por el gobierno son equivocadas y las acciones burdas y torpes. En los próximos días se espera la expedición de las medidas concretas de la intervención. Un resbalón populista buscando una merma forzosa de precios en bolsa puede llevar a serios riesgos de desabastecimiento. Y en ese momento la responsabilidad será inequívoca del gobierno, sin espacio para más engaños.

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